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SALUDOS DE LAS HERMANDADES

 

VIERNES DE DOLORES

Real e Ilustre Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad

 

 

La Junta Directiva de la Cofradía nos invita a rezar a la Virgen de la Soledad:

Salve, Regina, Mater misericoridiae,

vita, dulcedo, et spes nostra, salve.

Ad te clamamus, exsules filii Hevae,

ad te suspiramus, gementes et flentes

in hac lacrimarum valle.

Eia, ergo, advocata nostra,

illos tuos, Misericordes oculos

ad nos converte;

et Jesum, benedictum fructum ventris tui,

nobis post hoc exilium ostende.

O clemens, O pia, O dulcis

Virgo Maria.

A LA VIRGEN DE LA SOLEDAD

Virgen de la Soledad:
rendido de gozos vanos,
en las rosas de tus manos
se ha muerto mi voluntad

Cruzadas con humildad
en tu pecho sin aliento,
la mañana del portento,
tus manos fueron, Señora,
la primera cruz redentora:
la cruz del sometimiento.

Como tú te sometiste,
someterme yo quería:
para ir haciendo la vía
con sol claro o noche triste.

Ejemplo santo nos diste
cuando, en la tarde deicida,
la soledad dolorida
por los senderos mostrabas:
tocas de luto llevabas,
ojos de paloma herida.

La fruta de nuestro Bien
fue de tu llanto regada:
refugio fueron y almohada
tus rodillas, de su sien.

Otra vez, como en Belén,
tu falda cuna le hacía,
y sobre Él tu amor volvía
a las angustias primeras…
Señora: si tú quisieras
contigo le lloraría.

JOSÉ MARIA PEMÁN


Dignísima Madre de Dios, que estando en pie junto a la Cruz de Jesús, tu Hijo, lo viste lleno de pena, de dolor, agonizar y morir, quedando sola y desamparada sin más alivio que amarguras, y sin más compañía que tormentos.
Mi alma quiere participar, oh, dolorida Virgen, en tus penas y aflicciones, para que te acompañe toda la vida en el justo sentimiento de la muerte de tu querido Hijo.
Permíteme, oh, solitaria Madre, que te asista continuamente en tan amarga Soledad sintiendo lo que sentís, y llorando lo que lloras. Infunde en mi pecho, oh, Madre del verdadero amor, una encendida caridad para amar a tu Divino Hijo, que por mi amor murió crucificado; y concédeme el favor que pido en esta oración, para gloria de Dios, honra tuya y provecho de mi alma. Amén.

 

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